"La lechuza de Minerva levanta vuelo al atardecer" - Hegel. --FILOSOFÍA --- HUMANIDADES ----- MAXIMILIANO CLADAKIS --- EDGARDO BERGNA ---- ---- ----- ----------- Bs. As.-- invierno, 2010
   
  ATENEA BUENOS AIRES
  Obras de Platon, su autenticidad
 
LAS OBRAS DE PLATÓN Frederick Copleston
SU AUTENTICIDAD

En general, puede decirse que poseemos todo el Corpus de las obras de Platón. Como

observa Taylor: «No se halla, en ninguno de los escritores antiguos posteriores,

referencia alguna a obra de Platón que no poseamos ya.»1 Cabe, pues, suponer que

han llegado hasta nosotros todos los diálogos de Platón que se publicaron. Lo que no

poseemos es, como decíamos en páginas anteriores, un repertorio de las lecciones que

dio en la Academia (aunque tenemos las referencias, más o menos oscuras, que a ellas

hace Aristóteles), y esta falta sería tanto más de lamentar si estuvieran en lo cierto

quienes ven los Diálogos como obras de divulgación dirigidas a gentes cultas pero no

especializadas en filosofía, en contraposición con las lecciones dadas a quienes se

dedicaban más por entero a los estudios filosóficos. (Se ha supuesto que Platón

disertaba sin necesidad de apuntes escritos. Fuese así o no, lo cierto es que no ha

llegado hasta nosotros el texto de ninguna de las conferencias dadas por Platón en la

Academia. Mas, de todos modos, no nos asiste ningún derecho para establecer una

distinción rigurosa entre las doctrinas de los diálogos y las sustentadas por su autor

dentro del recinto académico. A fin de cuentas, no todos los Diálogos admiten el

calificativo de «obras de divulgación», y especialmente algunos contienen bastantes

indicios de que Platón procuró exponer en ellos con toda claridad sus opiniones.) Pero

decir que lo más probable es que poseamos todos los diálogos de Platón no es lo mismo

que decir que todos los Diálogos que a nombre de Platón han llegado hasta nosotros

sean, en realidad, obras de Platón: hay que separar los diálogos auténticos de los

espurios. Los más antiguos manuscritos platónicos son los de una recolección de sus

obras atribuida a Trasilo y su fecha se ha de poner hacia los comienzos de la Era

cristiana. En todo caso, esta recolección, dispuesta en «tetralogías», se basó, al

parecer, en otra que hizo en «trilogías» Aristófanes de Bizancio en el siglo 3 a. J. C.

Según parece, pues, los 36 Diálogos (contando como uno de ellos las Cartas) eran

admitidos en general por los eruditos de aquellos tiempos como auténticas obras de

Platón. El problema puede reducirse, por tanto, a esta pregunta «¿Son genuinos los 36

Diálogos, o hay algunos espurios? Y, en este segundo caso, ¿cuáles son los de

atribución dudosa?»

Ya en la Antigüedad se formularon sospechas respecto a algunos de los Diálogos. Así,

sabemos por Ateneo (que floreció c. 228 a. J. C.) que no faltaban quienes atribuyesen

el Alcibíades II a Jenofonte. Parece también que Proclo no sólo rechazaba como

inauténticos el Epínomis y las Cartas, sino que llegaba a negar la autenticidad del

Leyes y del República. Como era de esperar, las investigaciones sobre los diálogos

dudosos se llevaron mucho más adelante en el siglo 19, especialmente en Alemania,

1 Plato, p. 10.

donde se distinguieron entre todos los investigadores Ueberweg y Schaarschmidt. «Si

se incluyen como aceptables los ataques de todos los críticos antiguos y modernos,

resulta que, de los 36 Diálogos que figuran en las tetralogías de Trasilo, solamente 5

se han visto libres de todo reproche.»2 Sin embargo, la crítica actual es más

conservadora, y existe un acuerdo general respecto a la autenticidad de todos los

diálogos importantes, así como en cuanto al carácter dudoso de algunos de los

diálogos menos importantes, mientras que sigue siendo materia de discusión la

autenticidad de unos pocos diálogos. Los resultados de las investigaciones críticas se

pueden resumir del siguiente modo:

1. Los Diálogos que generalmente se rechaza son: el Alcibíades II, el Hiparco, el de los

Amantes o Rivales, el Teages, el Clitofón y el Minos. Todos los de este grupo, excepto

el Alcibíades II, son, probablemente, obra de contemporáneos, del siglo 4, y no

falsificaciones deliberadas, sino sencillamente obras más superficiales aunque de las

mismas características que los diálogos platónicos; y hasta cierto punto podemos

tomarlos como fuente que contribuye en algo a nuestro conocimiento de la concepción

que de Sócrates se tenía ordinariamente en el siglo 4. El Alcibíades II es, con

probabilidad, obra posterior.

2. Discútese la autenticidad de los 6 Diálogos siguientes: Alcibíades I, Ión, Menexeno,

Hipias Mayor, Epínomis y Cartas. Piensa Taylor que el Alcibíades I es obra de un

discípulo inmediato de Platón3, y Praechter cree también que probablemente no es

obra auténtica del Maestro4. Praechter considera que el Ión es original, y Taylor

observa que «es razonablemente aceptable el considerarlo como original, a menos que

se descubran buenas razones para rechazarlo»5. El Menexeno lo tiene claramente

Aristóteles por platónico de origen, y la crítica moderna se inclina a aceptarlo así6. Al

Hipias Mayor lo más probable es que haya de considerársele como obra genuina de

Platón, pues parece que se alude a este diálogo, aunque no por su título, en un pasaje

de los Tópicos de Aristóteles.7 En cuanto al Epínomis, aunque Jaeger se lo atribuye a

Filipo de Opunte8, Praechter y Taylor lo estiman obra de Platón. Las Cartas 6ª, 7ª y

8ª son generalmente aceptadas como auténticas, y Taylor juzga que la aceptación de

éstas obliga a aceptar lógicamente todas las restantes, excepto la 1ª y quizá la 2ª.

Verdad es que no resultaría nada grato tener que renunciar a las Cartas, pues tan

valiosos informes nos proporcionan para trazar la biografía de Platón; pero debemos

cuidar de que este deseo naturalísimo de utilizarlas no nos influya indebidamente9.

3. La autenticidad de los restantes diálogos parece del todo aceptable. Así que el

resultado que da la crítica viene a ser que, de los 36 Diálogos de las tetralogías, 6 son

en general rechazados, otros 6 se pueden aceptar, salvo prueba en contrario (aparte,

2 Ueberweg-Praechter, p. 195. La inestimable obra de Praechter no representa, desde

luego, la tendencia hipercrítica de la época de Ueberweg.
3 Plato, p. 13.
4 Ueberweg-Praechter, p. 199.
5 Plato, p. 13.
6 Aristót., Ret., 1415 b 30.
7 Tóp., A 5, 102 a 6; E 5, 135 a 13; Z 6, 146 a 22.

8 Aristotle, por ej. En p. 132. Cfr. Dióg. Laerc., 3, 37. Taylor (Plato, 497) piensa que Diógenes sólo

quiere decir que Filipo transcribió el Epínomis de unas tabletas de cera.

9 Ritter acepta como auténticas las Cartas 3.a y 8.a, así como las partes narrativas de la 7a

probablemente, del Alcibíades I y, ciertamente, de la Carta 1ª), y 24 son, en

consecuencia, obra con seguridad auténtica de Platón. Tenemos, pues, un conjunto

muy considerable de obras en las que basar nuestra concepción del pensamiento de

Platón.


Fuente:
Frederick Copleston
HISTORIA DE LA FILOSOFÍA
Tomo I
Grecia y Roma
 
  Atenea Buenos Aires  
 
BIBLIOTECA ATENEA BUENOS AIRES    FILOSOFÍA//HUMANIDADES